Se dice que en otro tiempo eran príncipes hermosos, inmensamente ricos, adorados por doncellas de todas las clases sociales y adulados por el resto del populacho general. Pero ... oh, desgraciado destino... una poderosa crisis económica transformó horrorosamente sus vidas y, como el ángel caído, terminaron condenados en el trabajo que más detestan ... choferes.
En su nueva forma se les ordenó que proporcionaran el servicio de transporte a la población en general, sin distinción alguna, y a cambio se les remuneraría económicamente por su labor. Pero en vez de cumplir su deber, se llenaron de odio a todo aquel que se les cruzara en el camino, o quisiera abordar su unidad, y su forma de expresar su desprecio es no respetando las leyes de vialidad, no tener consideración de la seguridad de su pasaje, y no tener en cuenta la vida de ningún ser vivo dentro y fuera de su unidad.
Si, tienen odio. De qué otra forma se puede explicar la actitud altanera y grosera que orgullosamente exhiben éstos seres.
Tal vez me equivoco con ésta teoría, pero éstos príncipes venidos a menos no ayudan en nada para entenderlos. No todos vienen del mismo origen, porque son muy pocos los que parece que entienden que el empleo que tienen es una bendición en éstos tiempos. No se lo deben a nadie, eso sí, con un buen trabajo pagan al final del día el tenerlo. Pero, desgraciadamente, es la gran mayoría que no lo ve así.
Al parecer... es un enooorme privilegio el contar con sus servicios y que se dignen a tratar con nosotros, el populacho general.
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